"No hay nada peor en la vida que perderla por miedo a vivirla."


24 de mayo de 2011

Apliación del campo de batalla.

La dificultad es que no basta exactamente con vivir según
una norma. De hecho consigues (a veces por los pelos, por
los mismos pelos, pero en conjunto lo consigues) vivir según
la norma. (...)

Sin embargo, no tienes amigos.

La norma es compleja, multiforme. (...)

No obstante, queda tiempo libre. ¿Qué hacer? ¿Cómo
emplearlo? ¿Dedicarse a servir al prójimo?
Pero, en el fondo, el prójimo apenas te interesa. ¿Escuchar
discos? Era una solución, pero con el paso de los años tienes
que aceptar que la música te emociona cada vez menos.

El bricolaje, en su más amplio sentido, puede ser una
solución. Pero en realidad no hay nada que impida el regreso,
cada vez más frecuente, de esos momentos en que tú
absoluta soledad, la sensación de vacuidad universal, el
presentimiento de que tu vida se acerca a un desastre
doloroso y definitivo, se conjugan para hundirte en un estado
de verdadero sufrimiento.

Y, sin embargo, todavía no tienes ganas de morir.

Has tenido una vida. Ha habido momentos en que tenias
una vida. Cierto, ya no te acuerdas muy bien; pero hay
fotografías que lo atestiguan. Probablemente era en la época
de tu adolescencia, o poco después. ¡Que ganas de vivir
tenias entonces! La existencia te parecía llena de posibilidades inéditas.  (...)

Más sorprendente aun es que has tenido una infancia. (...)

A ti también te intereso el mundo. Fue hace mucho tiempo;
te pido que lo recuerdes. El campo de la norma ya no te
bastaba; no podías seguir viviendo en el campo de la norma;
por eso tuviste que entrar en el campo de batalla. Te pido que
te remontes a ese preciso momento. Fue hace mucho tiempo,
¿no? Acuérdate: el agua estaba fría.

Ahora estas lejos de la orilla: ¡ah, si, que lejos estas de la
orilla! Durante mucho tiempo has creído en la existencia de
otra orilla; ya no. Sin embargo sigues nadando, y con cada
movimiento estas mas cerca de ahogarte. Te asfixias, te arden
los pulmones. El agua te parece cada vez más fría, y sobre
todo cada vez mas amarga. Ya no eres tan joven. Ahora vas a
morir. No pasa nada. Estoy ahí. No voy a abandonarte. Sigue
leyendo.

Vuelve a acordarte, una vez más, de tu entrada en el campo de batalla.

Michel Houellebecq, Ampliación del campo de batalla.